Un viaje para detener el tiempo
Sus olas han mecido la cuna de la civilización desde tiempos inmemoriales. Sus aguas acarician costas espectaculares de tres continentes, arrullándolas con su suave clima, en el que el sol es el principal protagonista.
Las posibilidades se presentan infinitas, al igual que sus culturas. La historia de cada una de ellas sigue viviendo en el presente, en cada rincón de las tierras que beben de este mar. Ruinas romanas, templos griegos, castillos medievales y mezquitas centenarias te esperan para sumergirte en una experiencia cultural inolvidable.
Hay mucho que contar sobre el mediterráneo, pero hoy vamos a descubrir los tesoros que se esconden en territorio europeo. Recorridos por su historia y arqueologia, experiencias de aventura, exquisita gastronomía, playas increíbles, buen clima y relax, te están esperando en esta pequeña parte del planeta para transportarte a un mundo de sensaciones que no te dejarán indiferente. Convierte tu viaje por el mediterráneo en una experiencia mediterránea.
Imprescindibles
Descubre la costa española como nunca imaginaste
El clima mediterráneo español prácticamente te asegura sol y calor durante tu viaje si decides hacerlo entre mayo y octubre. Pero, aunque eligieras viajar en otro momento del año, las bajas temperaturas no forman parte de las condiciones climáticas de esta zona
Siente la historia y retrocede en el tiempo al visitar las ruinas romanas de Tarraco Augusta, en Tarragona y descubre la ciudad mediterránea declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2000. Sumérgete en el teatro, el anfiteatro, o el circo romano, y pasea por los 12.000 metros de muralla que aún quedan en pie, símbolo de lo que la ciudad fue algún día. Conoce la catedral de Santa Tecla, tocada por tres culturas hasta llegar a ser lo que hoy es.
Si lo que buscas son playas solitarias y naturaleza, las calas de Menorca son tu destino soñado. En esta reserva de la biosfera podrás disfrutar de paraísos como Cala Mitjana, una lengua de arena blanca rodeada de acantilados bajos y bosques mediterráneos. Cala Pilar, con sus increíbles arenas rojizas y su entorno casi virgen o, al sur de la isla, una caminata de una hora nos será recompensada con las aguas turquesa de la Cala Escorxada, aunque también podemos llegar en barco.
Un recorrido entre ruinas griegas y aguas cristalinas
Podrías caminar en Atenas por la Acrópolis, el Partenón o el Ágora, pero si buscas salirte de la norma, una alternativa es comenzar tu viaje en el Peloponeso. Esta península al sur de la Grecia continental es oro puro para los amantes de la arqueología. Micenas alberga uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de la Edad del Bronce, anterior a la Grecia clásica, donde se encuentran la Puerta de los Leones, las tumbas reales y los restos del palacio de Agamenón. Monemvasía también es parada obligada. Esta fortaleza medieval, excavada en una roca sobre el mar, que parece detenida en el tiempo no va a dejar indiferente a nadie. Conocer el estadio original de los JJOO en Olimpia, degustar un vino exquisito en Nemea o una ruta de senderismo por Esparta son algunas de las posibilidades que esta región guarda para ti.
Si nos desplazamos a las islas, para los viajeros más atrevidos, el Mediterráneo ha pulido en Creta su propia piedra preciosa. Situada al noreste de la península de Akrotiri, la playa de Seitan Limania es un espectáculo natural: una garganta estrecha de piedra blanca que se abre al mar en forma de zigzag, donde las aguas turquesas y profundas contrastan con los acantilados áridos que la rodean. De hecho, su nombre significa “puertos del diablo”, por su orografía escarpada y su acceso desafiante.
Hasta una de las islas más famosas de Grecia tiene escondidos tesoros exclusivos. Fokos Beach, al norte de Mykonos, ofrece aislamiento, paisaje salvaje y silencio envuelto en arena dorada, colinas áridas y el sonido del mar Egeo. El lugar perfecto para descansar durante el día y coger fuerzas para exprimir todo el ocio nocturno que caracteriza esta isla. ¿Por qué renunciar a algo, pudiendo tenerlo todo?
Costas infinitas en el archipiélago de Malta
En cada rincón del país se siente la superposición de culturas: fenicios, romanos, árabes, normandos, aragoneses, británicos… todos han dejado capas que hoy conforman el alma de Malta. Su historia se remonta a más de 5.000 años, y el archipiélago alberga algunos de los templos megalíticos más antiguos del mundo, anteriores incluso a las pirámides de Egipto. Valletta, la capital, es una ciudad fortificada declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, construida por los Caballeros de San Juan en el siglo XVI. Sus murallas, bastiones y edificios barrocos dominan el puerto natural más impresionante del Mediterráneo. Además, ciudades como Mdina, la antigua capital medieval conocida como la «ciudad del silencio», ofrecen un viaje en el tiempo por callejones de piedra dorada y palacios en miniatura.
Il-Kalanka Beach, una cala rocosa en el extremo sur de la isla principal. Protegido por acantilados de piedra caliza blanca, ofrece aguas increíblemente limpias y una atmósfera salvaje en plena naturaleza. aquí no vas a encontrar servicios, de hecho, su poca accesibilidad lo convierte en un lugar perfecto para viajeros que buscan baños tranquilos lejos de las multitudes, con vistas a un mar sin límites.
Para los más exploradores, escondida entre los pliegues del paisaje, se encuentra la Cueva Ta’ Marija, una cavidad marina que solo se puede visitar con mar en calma y buena luz. Esta gruta forma parte de los numerosos sistemas de cuevas marinas de Malta, donde el agua adquiere tonalidades esmeralda y el juego de luces naturales crea un espectáculo hipnótico. Esta cueva es ideal para actividades como kayak o snorkel.
Un tour por el Mediterráneo francés
Cuando pensamos en Francia, a todos nos vienen a la mente ciudades cosmopolitas o o chateaux rodeados de viñedos en los que apagar el teléfono y entregarse a la cocina y el descanso. Pero el país Galo tiene mucho más que ofrecer, en un entorno totalmente opuesto al mencionado. Hablemos de tres joyas de la costa mediterránea francesa que no esperabas estuvieran tan cerca.
En el corazón del Desierto de los Agriates, en el norte de la isla de Córcega, se encuentra la Plage de Saleccia, una playa casi virgen de arena blanca, aguas transparentes y bosque de pinos al fondo. Su acceso es limitado, ya que solo es posible llegar por barco desde Saint-Florent o en 4×4 por un camino de tierra. Además, cerca de esta playa se encuentran restos de antiguos caminos y torres genovesas, testigos del pasado defensivo de la isla.
Encontraremos también Port-Vendres, un pueblo pesquero al sur de Collioure, en la costa que mira al norte del Mediterráneo. En el pasado fue un importante puerto fenicio, romano y más tarde base militar napoleónica. Su costa escarpada ofrece pequeñas calas, acantilados, viñedos en terrazas y caminos históricos como el «sentier du littoral«. Sin playas masificadas ni grandes hoteles, es un destino ideal, que nos permite tener cultura, gastronomía y relax sin apenas desplazamientos.
Por último, en el Parque nacional de las Calanques, en la Provenza, tenemos La Calanque d’En-Vau. Enclavada entre altísimos acantilados de piedra caliza blanca, es una de las calas más espectaculares de todo el litoral mediterráneo. Se accede a pie o, para los más aventureros, en kayak. Su paisaje recuerda a un fiordo escandinavo, pero con el sol y el azul intenso del Mediterráneo, en resumen, una delicia para los sentidos. Ideal para amantes del senderismo y la fotografía, el conjunto forma parte del legado natural protegido del sur de Francia.
